El Jardín Botánico Chirau Mita (Chilecito)
En las afueras de Chilecito, el centro botánico Chirau Mita reúne más de 1.500 especies de diversos países. Está construido en terrazas en la ladera de las sierras El Paimán y es el más importante de Latinoamérica.
En las afueras de la ciudad de Chilecito -a 200 km de la capital de La Rioja-, sobre la ladera de una montaña en las sierras de El Paimán, un exótico y recién inaugurado jardín botánico reúne más de 1.500 especies de cactus de todo el mundo.
Visitado por turistas de diversas partes del país y del mundo, en el predio de dos hectáreas se concentran más de 60 géneros autóctonos de la provincia y centenares de ejemplares de México, Cuba, Islas Galápagos y Brasil, que convierten a este museo del cactus en el más importante de Latinoamérica en su tipo.
Desde la ciudad de Chilecito, camino a la localidad de La Puntilla, se asciende por una sinuosa carretera paralela a las sierras de El Paimán, entre unas montañas sin vegetación, salvo unos pequeños arbustos de jarilla que crecen entre las piedras. De pronto, tras una curva, aparecen sobre el cerro los cardones. Esos cactus gigantes que se elevan hacia el cielo nos anuncian la llegada al Jardín botánico Chirau Mita. Visto desde abajo, los cactus conforman una multitud que parece bajar del cerro en procesión. El jardín se extiende sobre una pequeña quebrada y el recorrido comienza en una empinada escalera de piedras que sube la ladera montañosa. Su arquitectura se asemeja a un complejo laberinto de cuadrículas, que se despliegan sin mayores simetrías sobre el cerro como terrazas de cultivos incaicos. En cada uno de los andenes hay centenares de plantas que sobreviven en la inhóspita aridez andina, donde el sol calienta sin piedad. Al llegar a lo alto de la montaña, se ve la ciudad de Chilecito con el campanario de la iglesia de Santa Rita de Casia sobresaliendo entre los techos de las casas.
El museo de cactus Chirau Mita es sencillo, didáctico y muy valioso desde el punto de vista ecológico. Pero es, además, asombroso. Las formas, los colores y el tamaño de los cactus resultan un grandioso espectáculo.
Coleccionistas de todo el mundo darían cualquier cosa por tener algunas de las plantas que se exhiben en este lugar. No son muchos los que saben de la existencia de esta perla riojana, en las afueras de Chilecito.
Patricia Granillo es la creadora del museo y se inició en la colección de cactus en su infancia. Tiene un don especial para el cuidado de esta colección de plantas, fruto de 15 años de trabajo. Todas germinaron de semillas sembradas por Patricia y crecieron gracias a su dedicación. Además de cactus y cardones, este singular jardín botánico está conformado por otros géneros de árboles y especies de ambientes secos, llamadas "suculentas", como el aloe vera y las agaves.
En cada país de América se localizan especies arraigadas a las características de cada paisaje y cada clima. Son plantas sensibles, que varían de acuerdo con cada hábitat. Por ello, los diferentes tipos de cactus de este parque están distribuidos en las terrazas de acuerdo a la luz y la humedad que le corresponden según sus zonas de origen. Basta con ascender un poco por las pasarelas para encontrar especies de cactus de Brasil, Cuba o La Rioja, que conviven en un mismo cantero.
La guía explica que la forma cilíndrica que en general es común a la mayoría de esta especie obedece a los depósitos de agua que se localizan en su interior. Y el color verde, otro de sus rasgos identificatorios, es un síntoma de la presencia de la clorofila que se distribuye en todo el cuerpo de la planta.
El hostil aspecto que les confieren las espinas son en realidad una prueba de la capacidad de adaptación y de la lucha por la supervivencia que libran ante la rudeza de los climas desérticos. Las espinas son equivalentes a las hojas. Esa forma de aguja evita la evaporación de la humedad, que sucede con las hojas de los árboles. La mayoría de estos cactus no despliegan sus raíces hacia la profundidad, sino casi al ras de la superficie. Esto facilita la absorción del agua de lluvia y del rocío, de manera inmediata. Otra de sus características singulares es que hacen el proceso de fotosíntesis por la noche.
Mientras que los ejemplares que se localizan en cerros y llanuras son gigantescos, los de altura son muy pequeños. Es otro mecanismo de la supervivencia: el tamaño reducido les sirve para asimilar una gota de lluvia como si se tratara de un riego abundante, y la mínima sombra de la piedra más pequeña, como una inmensa sombra protectora.
Los cactus están adaptados a todos los ambientes del continente, desde el nivel del mar hasta los 5.100 metros de altura en la cordillera, en los desiertos y en las selvas húmedas, donde crecen sobre árboles y rocas para evitar el exceso de agua. Pero es en las zonas más desérticas, como La Rioja, donde prosperan en abundancia y forman parte indeleble del paisaje autóctono.
Enanos y gigantes
La originalidad de sus formas, colores y tamaños son algunos de sus rasgos más admirables. Los hay de apenas dos centímetros de diámetro, originarios de La Rioja, y otros que son verdaderos gigantes. Entre los sorprendentes, se destaca el llamado oreja de elefante. Es una especie sin espinas que en la parte superior tiene hojas con repliegues carnosos, similares a las orejas de esos animales. Estas hojas poseen además unas pequeñas fibras en la superficie que al tocarlas se expanden, produciendo molestias en la nariz y en los ojos. Así se defiende de los depredadores.
Otro ejemplar curioso es el Oreocereus Celsianus, una especie de unos 80 centímetros que desarrolla una suerte de cabellera fibrosa entre sus espinas. Este pelaje lo recubre por completo y filtra los rayos del Sol, creando un microclima alrededor de la planta. También llama la atención un raro arbolito con hojas carnosas pero con cuerpo de cactus, que es originario de Brasil. Mitad árbol y mitad cactus, es un ejemplo de adaptación al clima subtropical de ese país.
En el capítulo de los cactus riojanos, la provincia está representada por una muy numerosa y rica variedad. Sólo en el valle de Antinaco-Los Colorados hay más de 60 variedades, que comprenden desde cactus diminutos como el Blossfeldia Liliputana hasta cardones como el Trichocereus Terchesckii, uno de los más grandes del mundo. La familia de los cactus riojanos también comprende especies sin espinas y otras con espinas muy gruesas como las del Pyrrhocactus Bulbocalix, que se encuentran en el Parque Provincial Los Colorados. En lo alto de las montañas de la mina El oro, en Chilecito, hay una especie muy pequeña denominada Cumulopuntia Boliviana, mientras que los cardones azules (Cereus Validus) están en los cerros de la ciudad capital.
Desde que abrió, en diciembre de 2004, el jardín botánico Chirau Mita fue visitado por más de 6.000 turistas provenientes de diversas partes del país y del mundo. No hay que extrañarse. Su ruda belleza, sus maravillosas flores y su quieta resistencia a los excesos climáticos encierra una intensa y heroica extrañeza. Están ahí, como una silenciosa multitud bajo el cielo inmenso.
Datos tomados de
:http://www.turismolarioja.gov.ar/pe_chiraumita.asp
Dirección del Cactario: Desde la plaza Caudillos Federales de Chilecito, el cactario esta a seis cuadras (por lo que se puede llegar caminando), tomando la calle 25 de mayo, bajando por la calle Gobernador Motta se empalma con la ruta provincial 12 camino a la localidad de La Puntilla. Tel.: 03825-424531, e mail: chirau-mita@arnet.com.ar.