un brasileño en ese entonces de 34 años llamado Hillton Da Silva, conocido deportivamente como James Scott, un soñador que realizó un viaje en bicicleta por toda Latinoamérica, exprimiendo historietas y vivencias propias del tercer mundo.
Su objetivo era escribir un libro en el que relataría sus memorias y reflexiones del viaje. Todo lo recaudado por la venta del libro sería destinado para la reapertura de la Fundación "James Scott", que se ocupaba de la rehabilitación de miles de niños campesinos en Sao Paulo, Brasil.
Scott había viajado por todos los paises de Centro y Sudamérica con el sueño de llegar a finales del año 2001 a la ciudad de Miami, lugar donde daría por finalizada la titánica faena.
El viaje inició el 8 de diciembre de 1993 en la ciudad de Salvador, Estado de Bahía; pero el destino quiso que un "miércoles de ceniza" (miercoles 4 de abril de 2001) James Scott entrára en otro suelo salvadoreño, un lugar donde su sueño casi se convierte también en cenizas...
Scott cruzó la frontera "El Amatillo" al oriente de la republica de "El Salvador" el pasado 4 de abril y entró en territorio guanaco. Diez minutos y diez kilómetros bastaron para que James fuera asaltado por tres chicos que no entendieron de códigos y que lo dejaron totalmente a la intemperie. Scott lo relata así:"Venía en la carretera, había pasado unos 800 metros, cuando me paró un chico que me amenazó con una cuchilla. Traté de darme la vuelta, pero tenía a otros dos detrás de mi. Uno de ellos cargaba una pistola. Me mandó a bajarme de la bicicleta, ahí guardaba la mayoría de mis cosas", recuerda Scott.
"El más grande se llevó la bicicleta, pero el más pequeño -de unos doce años -cargó una mochila que pesaba más o menos unas sesenta libras entre fotos, periódicos, zapatos y ropa. No pudo con ella y más adelante la dejó en el camino. Eso fue lo único que pude rescatar", recordaba el ciclista.
"El mayor de los chicos se mantuvo conmigo apuntándome con la pistola, mientras los otros se escapaban. Me pidió que me tirara al piso, bajara la cabeza y me mantuviera así por diez minutos. Me dijo que si yo le avisaba a la policía ellos se darían cuenta, porque aquí siempre se daban cuenta. Me quedé en esa duda de no saber qué hacer. Él se fue y luego de veinte minutos llamé a la policía; pero ya sabía que no iba a pasar nada. Gracias a Dios en la mochila que me quedó pude rescatar unas fotos y el pasaporte", comentaba el desafortunado aventurero. De esta manera nos uníamos a la funesta lista de paises en los cuales James Scott fué atracado, completada por su natal Brasil y Paraguay.
Es lógico que en un viaje de estas dimensiones surjan miles de historias; aunque, sin duda, una de las más inéditas es la que le sucedió en la frontera que divide Colombia y Ecuador, en donde fue secuestrado por la guerrilla colombiana. El rapto duró un lapso de dos meses y medio, período en el cual Scott terminó acomodándose a la situación e, incluso, entabló amistades. "Ellos tenían niños enfermos y yo trabajé para ayudarles", comenta el ciclista brasileño.
"Yo acepto que la guerrilla tiene su lado malo y su lado bueno; pero si de algo estoy seguro es que nadie consume drogas ahí. Mucha gente piensa que ellos trafican y consumen droga; pero no, en la guerrilla al que lo descubren con droga, lo ejecutan. Bueno, por lo menos eso fue lo que ví", afirma Scott.
Al final le regresaron su cosas y lo dejaron continuar su viaje, lamentando solo el hecho que no le permitieran tomar fotos, el retraso en su cronograma y las ocho libras que aumentó en este tiempo.
Scott asegura que su trayecto lo terminará aunque sea a pie, pero a Brasil no regresa sin haber llegado antes a broncearse en las playas de Miami.
Hace un par de semanas que este personaje abandonó nuestro país, rumbo a Guatemala, donde compraría una bicicleta nueva con lo recolectado en las exposiciones fotográficas que montó en nuestro país -que le valieron para un poco más de tres mil colones- y con una ayuda económica familiar.
Su libro narraría el episodio en el cual conoció los dos lados del salvadoreño: La señora que apenas tiene para comer, y que al conocer su historia le regaló cinco colones; y el salvadoreño mañoso, ese que todos conocemos y que tanto nos avergüenza…
HILLTON DA SILVA (JAMES SCOTT) cicloturista en su paso por El Salvador, C.A. el 4 de abril de 2001...